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Conociendo el Evangelio

Estimado lector,

Ahora que sabemos lo que NO es el Evangelio, lo propio sería conocer acerca del verdadero Evangelio y su poder, El Espíritu Santo, quien nos ayuda para que aprovechemos el Evangelio. Este artículo es la tercera parte del estudio – “Buscando A Jesucristo”. Para leer la primera parte, favor presione el botón “Buscar a Jesucristo” más arriba!

Conociendo el Evangelio

Estimado lector, el evangelio es la buena noticia de que tenemos salvación en Jesucristo, de que nuestros pecados sí pueden ser perdonados y borrados para siempres, de que no estamos solos en esta vida difícil e injusta. Sin embargo, el punto más difícil de esto, es reconocer que hemos pecado delante de Dios y de que necesitamos a Jesucristo para ser salvos mediante su Evangelio. Realmente, reconocer nuestras faltas es lo más difícil, por eso Jesús envió al ayudador, al Espíritu Santo para convencernos.

La obra del Espíritu Santo a través de la palabra de Dios: Juan 16:7-11

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;  y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

¿Cómo el Espíritu Santo nos convencerá?

Lo primero es lo primero, esto es, oir la palabra de Dios para reconocer nuestras faltas, reconocer la vida que hemos llevado alejada de Dios y de sus mandamientos, la vida sin importarnos los demas, la vida centrada en uno mismo. Por eso es muy importante escuchar con atención lo que la palabra de Dios dice acerca de lo que está bien y lo que está mal.

Si al oír la palabra de Dios, no hay una convicción de pecado, de justicia y de juicio, entonces, debes seguir oyendo la palabra de Dios, hasta que reconozcas sus faltas delante de Dios, ¿pero cuáles? dirías usted,.. Tenga paciencia, el Espiritu Santo se encargará de eso… Romanos 10:17 nos dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. No perdamos las esperanzas. Démosle la oportunidad al Espíritu Santo de realizar su obra sobrenatural  de convencernos de pecado, de justicia y de juicio, solo entonces el evangelio tendrá sentido en nuestras vidas. Solo entonces el evangelio nos enseñará cómo vivir una vida agradable a Dios.

No nos engañemos, ni nos dejemos caer en el error de vivir como los hipócritas; viviendo una ilusión aprobada por nuestras mentes. “Yo no robo, yo no mato, yo no le haga mal a nadie”, como si esa fuera toda nuestra responsabilidad delante de Dios. Como si esa fuera la razón por la cual fuimos creados,.. lo habías pensado? Un ilusión donde estamos bien conforme a nuestro criterio, comparados con el vecino, comparados con el ladrón, malechor, dictador y no según el criterio de la palabra de Dios. 

Continuemos citando la palabra de Dios, para que la leas, y al leerla la escuches y entonces creas. Creer a Dios y a su palabra, es decir, toda la Biblia (no solamente una porción, ni la que nos conviene, sino toda). Jesús dijo en Marcos 1:15 “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”Analicemos este textode Marcos 1:15 que acabamos de leer: me gustaría que notaras la secuencia que hay en el texto. Antes de creer en el evangelio, está el arrepentimiento. 

 

 

¿Por qué es necesario arrepentirse primero, de qué hay que arrepentirse? 

Tal ves, esta reflexión le ayude identificar áreas ocultas e ignoradas de su vida.  

La única manera de cambiar nuestras vidas es a través del arrepentimiento. Por ejemplo, si acostumbras a fumar y quieres dejar de hacerlo, la única manera es llegando a la conciencia y al entendimiento de que no quieres continuar fumando, de esta manera vivirás luchando, buscando la manera para no volver a fumar. Y aunque vuelvas a tener la oportunidad de hacerlo, no lo harás, porque estás convencido de no hacerlo. 

Analicemos por un momento nuestra vida 

Me pregunto, ¿cuánto tiempo llevamos en rebeldía contra Dios y su palabra? La Biblia dice en Génesis 8:21, “el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud”, sabías esto? La palabra juventud en el texto hebreo (מִנְּעֻרָ֑יו min-nə-‘u-rāw;) puede ser traducido como niñez, juventud o adolescencia. Y esto es evidente en nuestras vidas, deberíamos darnos cuenta de cómo somos desde nuestra infancia y así poder reconocer nuestras faltas delante de Dios. Sin entrar en detalles de si los niños pecan o no, pero nos da una idea clara desde cuando inicia nuestra rebeldía contra Dios.

Pensemos un momento en los niños, que sabemos, no tienen culpas. ¿Quién los enseña a manipular a sus padres cuando quieren leche o algo más? Meditemos en estos ejemplos; quién los enseña a ser ¿egocéntricos?, envidiosos?, posesivos? Si lo analizamos, nosotros practicamos la maldad, la desobediencia, la rebeldía desde muy temprana edad, no porque venga incrustada en nosotros, mas bien, es algo que aprendemos tan naturalmente. Nadie nos lo enseña, lo aprendemos para sobrevivir, defendernos y lo hacemos nosotros; aunque esto tan “sencillo” sabemos que no está bien. Si alguien te preguntara si quieres ser una persona egocéntrica, envidiosa o posesiva, rápidamente diríamos que NO. 

Nuestro problema de vida no se queda en la infancia; a medida que crecemos lo único que manifestamos es nuestra continua rebeldía contra Dios. Desde niño nos esforzamos para que todo gire alrededor de nosotros. En nuestro mundo ideal, creamos nuestras reglas, donde somos el amo; y todos nos deben obedecer, servir, estar de acuerdo con nosotros.

Cuando crecemos nos volvemos mentirosos, para continuar sosteniendo nuestro mundo creado por nosotros mismos y vivimos una vida de apariencia, según nuestra conveniencia, aprendemos a pretender y a engañar. Cuando nos casamos, generalmente, elegimos la pareja que nos conviene a nosotros, que llena nuestras expectativas – suena un poco egoísta no les parece? Y esto es, si no escoges declaradamente el camino de la miseria, esto es, del ladrón, delincuente, estafador, etc. Amado lector, Me pregunto si en verdad ¿habrá algo de lo que debamos arrepentirnos en nuestras vidas? Uff!! me parece que concuerda conmigo, sobran razones.

Nuestra Reacción ante la realidad de la vida 

Muchos no aceptan estos ejemplos como razones suficientes para meditar en sus vidas profundamente y arrepentirse. Saber si en verdad lo han hecho bien. Mas bien, soberviamente mantienen su posicion de: “bueno.. es que yo no robo, no mato, no soy como Hitler o alguien similar, le hago el bien a todo el que puedo, ¿de que me acusas?, ¿de qué debo arrepentirme?” Si nos detenemos a razonar su pensamiento, en verdad tienen razón, en su mundo, son verdaderos santos.

Pero en el mundo de Dios, el mundo que Dios hizo, son culpables por no haber creído en el Hijo de Dios y en sus mandamientos. ¿Sabías que no haber creído en el nombre del hijo de Dios, es pecado contra Dios? es como decir, “Dios, no me importa lo que me tienes que decir” Este es otro pecado que muchos ignoran. Así que delante de Dios, con las reglas de Dios, todos son declarados culpables.

La Biblia nos enumera algunos de los pecados que debemos meditar y examinar con honestidad. Verifiquemos si nuestros nombres están escritos en algunos de estos pecados, por la cual debamos arrepentirnos. Para facilitar el ejercicio he puesto en negrita algunos de ellos y subrayado otros puntos a considerar, leamos Romanos 1:21-32:

21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,  ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,  y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;  murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,  necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;  quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Aunque este listado de pecados, nos parecen acciones muy normales y que describen perfectamente nuestro mundo de hoy; la realidad es que en el mundo de Dios, no existen las reglas de nuestro mundo. Bajo las reglas de Dios, cuando los hombre y mujeres creen ser sabios por su propio razonamiento sin considerar a Dios, en realidad se hacen necios.

Por eso, sus ideas y pensamientos, de los que no viven bajo las reglas de Dios, estando reprobada, los hace hacer cosas que no les convienen. ¿Hay alguna razón para arrepentirse y querer vivir según las reglas de Dios? Si aún no lo ves, debes partir de que la Biblia afirma que tienes un corazón malo desde tu juventud y que tu mente está reprobada delante te Dios y que eres digno de muerte. ¿De cuál muerte? ¿la física? ¿la eterna? ¿Entiendes la gravedad del asunto?

 

 

¿Qué puedes hacer?

Amado lector, Ahora que sabes lo que significa el Evangelio – Ahora veremos lo que puedes hacer para buscar ese arrepentimiento. Leer la cuarta parte:

¿Te gustaría saber, ¿Qué puedes hacer al respecto?