A veces me pregunto por qué hay tantas religiones y por qué dentro del cristianismo hay tantas divisiones si el Señor Jesucristo es uno solo. Pensando en las diferentes religiones y en cada una de sus variantes, se evidencian algunas características vergonzosas; entre ellas hay más odio que entre los mismos impíos.

Entre un grupo y otro tratan de robarse los feligreses, comportándose como si fueran un partido político o algún club social. Quizás a muchos, esta situación les provoque un ataque de risas, pero si lo pensamos seriamente podría volverse un tema muy inquietante.

Casi siempre, las personas piensan que la iglesia en la que se reunen es la Iglesia del Señor. Y solo unos pocos se atreven a cuestionarlo, a escudriñar e investigar si realmente es la verdadera Iglesia que le pertenece al Hijo de Dios. Me atrevería a decir, que la palabra de Dios nos motiva a NO tener una fe sin fundamento, mas bien, nos exhorta a escudriñar:

1 Tesalonicenses 5:21 Examinadlo todo; retened lo bueno

2 Corintios 13:5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

Muchos trazan el inicio de su grupo religioso al primer concilio de Nicea en el año 325, otros al movimiento de la reforma ocurrido en Europa y luego extendido a los Estados Unidos en el siglo XVI.

Sin embargo, resulta curioso que la Biblia y la misma historia documenten que antes del siglo I, ya existían comunidades cristianas. ¿curioso verdad?, honestamente me pregunto si existía alguna iglesia, única, la primera, antes de todos estos grupos religiosos de hoy en día ¿Quién es el fundador de esa iglesia primitiva? ¿Con qué autoridad la edificó?

En una ocasión Jesús pregunta a sus discipulos hacerca de quién dice “el pueblo” que era Jesús. Luego pregunta otra vez a sus discipulos, para ellos, quién era él. Mateo 16:15-18 nos da el contexto:

• El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
• Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Jesús explica la respuesta de Dios revelada a través de Pedro:

• Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo revelócarne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Jesús Profetiza edificar su iglesia con la autoridad de que él mismo es el Cristo, el Hijo del Dios viviente:

• Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Así que, amado lector, la Iglesia de Cristo, aunque estaba en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, no la estableció ningún hombre, ni ningún concilio; sino Jesucristo mismo durante su ministerio en la tierra y fue puesta en vigor el día de pentecostés

Nuestro Señor Jesucristo es el edificador de su iglesia, la edifica con la autoridad y el derecho de ser el Cristo, el Hijo del Dios viviente. La declara victoriosa de antemano, garantizando su eficacia su propósito.